No hemos parado de escuchar el último disco de Escupen Serpientes.
Día lunes, nada nuevo, el trabajo asalariado y su desgaste cotidano ataca como siempre, monstruo incontrolable. Escuché unas canciones sueltas, pero es un insulto escuchar un disco de esta manera, me siento en el posa culos y «Puerto Rico», el nuevo disco de Escupen Serpientes arranca sin preambulos. Dispuesto a escribir, pero como empezar? el jefe me dijo que esto debia ser corto y conciso, pero ya sabemos que a los jefes no hay que escuchar, asi que vamos de lleno al nuevo disco, pero antes debo mencionar y con mucho enfasis que este es el tercer disco de Escupen Serpientes por lo cual quienes tengan el mal gusto de leerme les recomiendo retroceder a «La tragedia berreta eterna» (2010) y «Rayo busca habitación» (2014) que merecen su total atención.
«Algo no habré hecho» es una dedicada canción introductoria, con mucha elegancia e impronta que nos muestra un camino ameno y confrontacional hacia «Dudaismo», el cual posee sin duda un tono áspero de rabia y sabor a romper con cualquier esquema de rock que el imaginario pueda crear.
«Malboro man», tanguero que sin dudas ni temblores combina con una batería pausada el chinchinear de la guitarra que da los pasos entre saltos y pausas reiteradas al espacio que amerita el sintetizador, un lenguaje común en Escupen Serpientes desde su anterior disco, pero que esta vez denota una diferente personalidad.
«Cátedra de mensajero» es un genial preambulo que alfinal de la canción te sorprende con una letra arrazadora. «El monje negro» da paso a «Saquito rojo» que particulamente me recuerda a MI AMI, una banda Dub experimental, aunque mucho no tiene que ver, quizás la pasividad de sus melodías, este es el track número 6 y la madurez del sonido de Escupen Serpientes da escalofríos, te atormenta, te provoca e invita a buscarte entre su magia y trance continuo, entre mas proclamas su nombre mas golpes te entregan: la serpiente, la serpiente, la serpiente que te escupe.
«Fosa común», deseo que no acabe, siento que debería haber durado mas, claro… hablando desde mi egoísmo. «El adminículo» vuelve a lo que solia recordar del universo de Escupen Serpientes en su anterior disco, a lo cual siempre es acertado volver, también me pasa con «Round final» que tiene ese lenguaje común, el disco ya se acabó con un remate heroico de «Gandulfo».
No me referiré a disgustos como el de enunciar a bandas y etiquetas, ese mal gusto lo perdí hace bastante, ahora tengo otros (una colección completa de ellos), tan solo invitarlos a introducir su cuerpo, completo, al desnudo o algun traje de fina estampa para merendar de los sonidos de la serpiente, bienvenidos sean a su universo.
Expectador
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